Mirarse a una misma como quien mira algo nuevo

Texto por Thaís Espaillat
Fotografías por Hilda Pellerano

El cuerpo de trabajo que Hilda Pellerano (1990)  ha desarrollado como fotógrafa de música y documentación es vasto y prolífico, y por lo que es conocida. Pero desde el 2016, ha decidido cambiar la dirección de su cámara y dirigirla hacia ella misma. Nuestra poeta favorita, Thaís Espaillat (1994), escribió una reflexión sobre el acto de autoretratarse, después de una cita con Hilda.  

Mirarse a una misma como quien mira algo nuevo: sobre los autorretratos de Hilda Pellerano:

¿Es realmente un reflejo esa, la del espejo? Diría que no y creo que Hilda también. Construir una forma de mirarse de cara a un mundo que constantemente pretende decirnos qué va y no que no, es un acto de valentía. Pero aquí la valentía no se reduce a mostrarse tal cual una es, que ya es bastante, si no en decidir qué se muestra y cómo se muestra.

Hacer un autorretrato pareciera una cosa simple: dejar que la cámara haga lo que ella hace, pero contigo enfrente. Ahora parece aún más simple, todas tenemos una cámara que ha visto nuestra cara de todas las formas posibles. Pero, ¿es esa foto que se sube borracha al story realmente, propiamente un autorretrato? Igual que la imagen del espejo, no creo que lo sea. Un autorretrato es una cuestión de control sobre cómo nos vemos a nosotras mismas. En un autorretrato, el mundo no interesa, no existe. Es una conversación que se tiene en solitario.

Hilda me contó, un día que bebimos té frío, que se hizo estas fotos mientras estaba sola en su casa. Unos instantes íntimos en un espacio íntimo. ¿Habría alguna cosa más íntima que estar desnuda en tu casa vacía? Sí: estar desnuda frente a ti misma. Ser mujer, muchas veces, es estar consciente de que tienes un cuerpo, de que eres y al mismo tiempo no eres tu cuerpo. Miro mis manos escribir estas palabras en el teclado. ¿Soy yo la mano que escribe? ¿Es Hilda la mano que presiona el disparador?

Recuerdo que también hablamos de tener que aprender y seguir aprendiendo a estar cómodas con nuestros cuerpos. Que teníamos que seguir aprendiendo a mirarnos con algo de agradecimiento y fascinación. Que teníamos que aprender a mirarnos, sencillamente. Mirarse el cuerpo para poder divisar lo que existe dentro. Como rondar desnuda en tu casa, la que siempre te acompaña.

Entonces la cámara se coloca frente a una y dispara y captura una escena, una esencia que entenderemos después. Cuando el cuerpo, tan rápido como es, ya sea otro. Hilda mira la foto y la imagino pensando: “¿Soy yo la mano que se hunde en la flor? I am, I am, I am.”