Soy una consumidora de imágenes

Entrevista por Ernesto Rivera
Trabajos e imágenes por Andrea Ottenwalder

El nomadismo ha ido llevándome de una ciudad a otra. Esta entrevista ocurrió empleando los mismos recursos con los que Andrea y yo cultivamos nuestra amistad desde el año 2016: las notas de voz por mensajería móvil. 

ER_ ¿Forever alone? 

AO_ Se necesita estar a solas para alimentar las cosas verdaderamente importantes y para mí eso ha sido así desde siempre. A solas surgió mi fascinación por las culturas de Asia del Este, como un interés personal del cual sentirme orgullosa. Me motivó para aprender idiomas difíciles y ese mundo, casi personal, era también un espacio reservado que aún comparto solo con una amistad muy especial para mi (Estrellita). Esas influencias culturales pueden verse reflejadas sobretodo en mis primeros trabajos. No fue algo consciente, sino que eran el producto de mis inquietudes personales.  

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ER_Pero concretamente, ¿cuáles artistas son tus mayores influencias visuales? 

AO_ Egon Schiele. ¡Yo estaba obsesionada con sus dibujos! Y las ilustraciones de Nakamura Asumiko. El manga y el ukyo-e en general siempre han sido referencias para mi. Me encanta Beatriz González, Masahisa Fukase. Lo interesante es que para muchos de ellos la figura humana es un tema recurrente y en lo personal eso no es algo que me llame la atención. La mayoría de mis artistas favoritos son mujeres. Y recientemente descubrí a Vivian Maier. 

ER_No estoy muy seguro de eso. Pero creo que llegaremos a ese punto mientras conversamos. Si tu interés es por los espacios, entonces ¿qué lugar ocupan en tu obra los espacios íntimos? 

AO_Mi trabajo es muy autobiográfico y un reflejo clarísimo de mis gustos. Traigo influencias a mi trabajo del mismo modo que establezco afinidades. Es como cuando conoces una persona nueva que admiras e intentas establecer similitudes con ella sin dejarla borrar tu identidad. Es un balance. Me cuido de no ser insensible o apropiadora. Busco conexiones muy puntuales y hago el trabajo de investigar y saber por qué lo estoy haciendo.

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ER_ ¿Es igual cuando tomas fotografías? 

AO_La fotografía apareció en mi práctica muy lentamente. La primera cámara fue un regalo que recibí en 2017 y empecé a usarla para documentar mis trabajos no fotográficos. Pero el lente no enfocaba y luego un día charlando contigo me dijiste que empezara a tomar fotos. Creo que intentabas moverme de la ansiedad mientras esperaba respuestas por la convocatoria a Japón y las aplicaciones a las residencias artísticas. Cosa que finalmente ocurrió. 2019 fue un año muy bueno para mi carrera. En Japón empecé a interesarme por la fotografía y conocer el trabajo de los fotógrafos que podían hacer eco con el mío. Y fue un experimento también porque usé una cámara desechable con las que logré imágenes muy bonitas, que eran como borramientos de la memoria. Veo la fotografía solo como otra posibilidad de exploración. 

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ER_Como eso que una vez me dijiste de la impermanencia, ¿cierto? 

AO_ Ahora que lo pienso no recuerdo muy bien cuando aprendí sobre ese concepto japonés, pero, sí, justo eso. Ellos ven la belleza en el cambio, en la transición vital de todas las cosas. Pero la fotografía también ha sido otra posibilidad para pensar en el tiempo. El tiempo como un sujeto afectando mi casa en Gazcue, o las fotos de mis fotos como una reflexión de dos temporalidades y esa tensión que surge de querer hacer un puente entre la realidad y su representación. Es curioso, pero con el dibujo o la pintura pienso siempre en otras cosas. 

ER_Bueno, también nuestra conversación es a dos tiempos enviándonos notas de voz por whatsapp

AO_Sí, pero en eso lo que veo es mi interés por el ritual de las cosas. Me interesan los rituales, las colecciones, los altares. Sabes que a mi de verdad me encanta encontrar cosas en desuso o viejas y generar de ellas archivos mentales. Hacer inventarios. No sé en realidad a qué se debe, pero lo atribuyo al hecho de no haber conocido a mis abuelos porque fallecieron antes de yo nacer y creo que eso quizás estimuló esa necesidad de buscar en los archivos familiares y las cosas que tienen historia. Las memorabilias.

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ER_Pero quiero saber ¿cómo es que eso forma parte de tus procesos? 

AO_Lo que más disfruto es observar. Leo sobre cosas, hago una carpeta en la computadora para las ideas, y frecuentemente me pongo a revisar el banco de imágenes. Voy identificando patrones y nuevos temas. 

ER_Como en un proceso de “re-colección”

AO_Soy una consumidora de imágenes. 

ER_ Y una tremenda narradora. ¡Mi favorita! Tus notas de voz son legendarias. 

AO_Bueno, también escribo como una herramienta de trabajo. Escribo, empiezo a pensar y bocetar. Nunca sigo un camino lineal. Comentar mis ideas con mis amigos es una parte importante de mi trabajo, yo diría que esencial. Les voy enviando voice notes para escucharme y escucharlos, porque la verdad es que cuando escribo no me gusta volver a leer. 

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ER_ Sé que eres una lectora asidua de textos de ficción y frecuentemente veo conexiones entre el mundo literario y tu trabajo. ¿Por qué decides usar la ficción como un dispositivo? 

AO_Vine a reflexionar con mayor seriedad en todo esto luego de que me enviaras el video de Piglia sobre Borges y me dijiste que reemplace la palabra literatura por arte. Pero básicamente soy lectora por placer. Piglia decía que la ficción no es ni verdadera ni falsa. Eso me impresionó porque muchas de mis experiencias las veo con distancia. Me pasa siempre que leo. Nada es blanco y negro. Es decir, sé que la dualidad es una reducción de la realidad porque hay infinitas opciones y posibilidades para casi todo y para la ficción las opciones son ilimitadas. 

ER_ ¿Consideras que tu trabajo tiene una dimensión política? 

AO_Sí, aunque no de un modo intencional necesariamente. Pienso en el biombo y las ilustraciones de la Exposición X que organizó Casa Quien en el 2015. Esas son obras muy críticas. No es que sea apática, pero me alejo de los partidismos. Pero mira, es algo en lo que he reflexionado bastante recientemente a raíz de las manifestaciones de protesta y toda la convulsión social en el país para defender nuestra democracia. La dimensión política es también sensibilidad con los tiempos y el contexto.  

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ER_Algunas de esas obras que mencionas tienen un alto contenido erótico. Y eso es un tema casi vetado a la mujer. Ser mujer y artista en nuestro país no debe ser tarea fácil, ¿O piensas distinto?

AO_Nunca he sentido que ser mujer haya sido un obstáculo para mi carrera artística. Creo que en República Dominicana el simple hecho de querer ser artista es un acto temerario. Pero ser mujer en este país sí es factor de riesgo, lamentablemente, lo mismo que en otras partes del mundo. Eso se ve reflejado en nuestra relación con nuestro propio cuerpo, enfrentando tantos tabúes, tantas resistencias… aún las mentes más progresistas se alarman frente al desnudo de la mujer mientras que en los medios el mercado lo usa a su antojo como un recurso y se vende como un producto. A eso solo habría que sumarle todos los estereotipos y prejuicios sobre cómo debe ser y presentarse una mujer artista, cómo debe vestir, cómo debe hablar… 

ER_Los obstáculos a la cultura ¿son muchos?  

Aquí nos hace falta conversación en torno al arte. Pocos o casi nadie habla del arte como herramienta más allá de las simples revisiones de portafolios. Se ve al arte como algo distante y accesorio. Hay mucha soledad en el oficio de los artistas, o una socialización trivial y poco profunda. No culpo a quienes se cuestionan si apostar por el arte como carrera, y si lidiar con las incertidumbres y los oportunismos dentro del mercado local. Pero no me veo haciendo ninguna otra cosa y mi deseo es pensar que todos los artistas podamos alimentar juntos nuestra determinación con honestidad y generosidad hacia otros… y es eso. Al final del día hacer lo que sinceramente se quiere, aunque parezca un imposible. 

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