Víctor Martínez

¿Para qué correr si podemos levitar? Una conversación con Danessa Santana.

Víctor Martínez
¿Para qué correr si podemos levitar? Una conversación con Danessa Santana.

La siguiente conversación con la artista Danessa Santana se plantea como un primer contacto hacia su exhibición individual Memoria Permanente. Esta se realiza bajo la curaduría de Amy Hussein y estará abierta desde el 3 hasta el 23 de agosto en Priego Estudio, ubicado en la Calle Francisco Prats Ramirez #153. Plaza Paseo de las Cayenas. 2do Nivel locales 3 & 4, Santo Domingo.


La identidad es una ruptura

El acercamiento a los artistas y sus metodologías implica siempre el desafío de perderse un poco para encontrarse. Cuando hablo de ‘’perderse’’, no lo digo en términos disociativos, más bien, desde la decisión consciente de construir un lugar (que posiblemente siempre estuvo ahí) en que una subjetividad puede comunicarse con otra.

Los recorridos de Danessa en el campo de la creación con pensamiento artístico han sido todo menos predecibles. Las rupturas personales e identitarias han normalizado una práctica en que la inconsistencia se vuelve un valor para retornar a una identidad que no es más que la negación de todas las anteriores. Esto último, para acercarse al fin más humano de todos: experimentar la sensación de algo honesto.

En sus primeros años de desarrollo, Danessa encuentra en la sutileza de la expresión una vía para navegar los miedos, angustias y ansiedades que atraviesan les niñes desde temprana edad.

‘’(...)Creciendo tuve muchas ansiedades, mucho miedo… Una forma en que yo navegaba eso, era escapándome a la naturaleza. Eventualmente, me di cuenta que crear imágenes me ayudaba a plasmar muchos de esos miedos y a procesarlos; así también a conectar con gente de una forma en la que no podía’’.


De lo orgánico a lo digital: dos maneras de entender lo natural y sus relaciones

El diseño digital se sitúa como el espacio disciplinar en que Danessa asume por primera vez una práctica profesional consciente. Las gradaciones dentro de canales de comunicación alternativos ofrecen también el acceso a espacios de intercambio no oficiales en donde, según Danessa, descubre postura anarquista con respecto a la realidad, así como filos críticos sobre el sistema. Estas cotidianidades compartidas en espacios no-físicos alimentan luego una mirada de Danessa con relación a su mundo y, en consecuencia, una comunicación con la construcción de su lenguaje visual.


Formarse para deformarse

Danessa se inserta en los espacios formativos académicos desde una desvinculación consciente en torno a las lógicas de los sistemas de productividad visual del sistema capitalista.

En su proceso, el autorretrato, como medio para el autoconocimiento juega un papel fundamental. Esto, anclado en su historia personal, se hace presente dentro de sus ejercicios formativos.

“(...)Combino esto con los paisajes, topografías naturales, con el cuerpo y cómo uno se siente en relación con el mundo que habita. De ahí salió mi tesis, que se llamaba ‘La casa vacía’. En esta analizaba mis relaciones con el concepto de una casa: la casa es algo que tú cargas contigo, que se construye alrededor de ti; hay veces en que tú eres algo completamente separado de la casa”.

La conciencia ética de Danessa nace de sus experiencias pasadas con respecto a la sociedad y sus expectativas. Es desde ese lugar crítico en que la artista hace un acercamiento sensible al hecho artístico como fenómeno y no así como el resultado de una destreza. A esto se suma su noción sobre las particularidades de la cultura visual artística en términos de representación.

(...)Hay algo que ha pasado en los últimos años. Lo que era representativo se volvió hiper representativo; a mí me interesa hacer algo que no sea necesariamente fácil de hacer para mí. En ese sentido, busco crear algo cuya intención no sea tanto entretener o crear shock y que tenga una propiedad atemporal; algo más bien tangible”.

Danessa mantiene una relación política con la idea del presente, como espacio en que la permanencia se vuelve ilusoria. Desde ese marco reflexivo, inicia sus exploraciones con la performance, como medio y lenguaje que atraviesa el cuerpo de la artista y que existe solo en el momento en que acontece la pieza.


Volver al centro (o a un centro)

Desde esta idea de la fragilidad de las cosas y las personas, Danessa se acerca al papel, desde sus posibilidades para ser codificado como material.

“(...)El papel, como material; usarlo en crudo para componer imágenes por eso de la vuelta al centro. Algo que ha sido muy procesado por la industria, ¿cómo yo lo devuelvo a la naturaleza?; hay una parte que viene de sanar cosas, sanar heridas (...) Es aceptar las cosas como son. Desde ahí, hay una conexión con lo representativo, pero lo representativo bañado en símbolos. Me interesa ver cómo el cuerpo toma forma en reacción a las emociones”.


No existe una sola forma de ser

Danessa decide asumir la ecuanimidad, el silencio, la contemplación y lo bello como formas viables de acceso entre la experiencia humana y el objeto artístico. Es desde esta suerte de pasividad política que establece canales de filos críticos implícitos dentro de estrategias visuales que buscan más la invitación, que la confrontación.

“Para mí trabajar con el papel es el performance: la acción artística, la catarsis de la idea. La documentación es la imagen que queda. (...) Me interesa quiénes cuentan las historias que tenemos y cómo nosotros contamos nuestras historias”.

En esta nueva etapa, Danessa nos cuenta su interés en la reincorporación al ambivalente mundo del arte desde otras vestiduras éticas, al tiempo que incursiona en el universo de las tecnologías de posturas críticas. En este trayecto, Danessa libera sus procesos de la percepción ajena y se embarca en una nueva perspectiva de asumir el acto de exponerse.