Rita Pauls

Llego con disfraz: anotaciones de un Gavillero en la sierra y la vida rosarina 3/3

Rita Pauls
Llego con disfraz: anotaciones de un Gavillero en la sierra y la vida rosarina 3/3

Fotografía B/N por Jaime Guerra Texto y fotos celular por Rita Pauls
Dirección cortometraje por Ricardo Ariel Toribio


Martes 9 de mayo
Contra todo pronóstico, llego a tiempo a la estación. 

Pruebo ver Un Gavillero en la Sierra en el viaje en tren de regreso a Buenos Aires.
La miro en el celular, muteada. Quiero ver qué pasa si es una película dominicana muda en blanco y negro con subtítulos en inglés, musicalizada por el sonido ambiente de un viaje de larga distancia Rosario-Buenos Aires en un tren argentino en el año 2023 un martes de otoño a las 10:30 de la mañana. Busco agotar las posibilidades en las que podría verla.
Quiero exprimir la película, agotarla por completo.
Pruebo también a la inversa, sólo con audio, sin imagen, como si oyera una radionovela dominicana experimental mientras miro pasar el paisaje pampeano por la ventana mugrienta del tren. Los disparos del gavillero en medio de la sierra / los floripondios rosa chicle de la vía detrás de la villa pasando Rosario. El canto de la señora que hila / un hombre con una pala en la mano mirando hacia el cielo. Un fragmento del himno a través del gramófono / mi mate ya frío descansando sobre la bandeja del asiento junto a mí. Viajar en tren mientras se oye algo con auriculares es muy parecido a editar cine. Las selecciones misteriosas que hacen ojos y orejas. Quiero exprimir la película, agotarla por completo.¡No se puede! Es inagotable. Cada vez aparece algo. Así es con cada cosa.
Cada cosa parece ser infinita.
Llegamos a la estación Retiro después de seis horas y media de viaje, me tengo que bajar del tren. 



Miércoles 10 de mayo 

Me despierto de nuevo en Buenos Aires, después de siete días de estar fuera y de someterme al experimento de ver Un Gavillero en la Sierra cada día durante una semana. En una época, cuando nuestras manos se parecían mucho a nuestros pies, nos mecíamos en los árboles. Una vez que probamos estar de pie, el mundo vertical nos dejó las manos libres y ahí hubo un momento de 100 mil años de crisis existencial en el que no supimos cómo ocuparlas. Para resolver ese vacío ansioso inventamos las herramientas. Al parecer, según Anaxágoras, somos inteligentes porque tenemos manos.



Algo pasó en ese momento largo de no saber qué hacer con ellas. ‘Me aburro lento’ puede ser tardo en aburrirme o mi aburrimiento es lento, sucede lento. ¿Cómo es aburrirse a toda velocidad? La cineasta judía Chantal Akerman piensa cada vez que hace una película, ‘Ojalá las personas no salgan del cine diciendo ‘Fa! ¿Viste cómo se pasó volado? Ni me di cuenta de que duró dos horas”. A ella le gustaría que pase todo lo contrario. Quiere una experiencia física del tiempo, que el tiempo de las escenas se meta en el cuerpo de las personas que las miran. Cuando miro sus películas entro en el gran espacio abierto del aburrimiento, como un galpón lleno de cosas inútiles que encima pertenecen a otros y quedo azorada frente a esa no-sensación. Algunas dosis de aburrimiento desencadenan una psicodelia rigurosa. Te inoculan un tiempo, hay algo milagroso en el mientras y en el a pesar de todo y en el aún. Creo que ella hace un cine del posponer, filma unas esperas distraídas, un retraso en proceso. En Tengo hambre, tengo frío (1984) dos amigas recién llegadas a la ciudad recorren las calles de París sin un peso y conversan: 

- Así no nos vamos a enamorar. - Ah, ¿No? ¿Y entonces cómo? - No sé, hay que esperar.
- Bueno, esperemos. 



Trato de imaginar cada momento aburrido que pudo existir adentro de los cuarenta años que pasaron los judíos cruzando el desierto. Momentos de monotonía, hartazgo, repetición, mismidad, agobio, inercia, fastidio, tedio alucinógeno. Akerman dice que esos cuarenta años fueron el tiempo que tardaron en perder todo resto de esclavitud. Hay algo sublime en esa idea, en tomarse el tiempo necesario para despojarse de los restos, de los restos de esclavitud. 



Sobre Rita Pauls
Nací en 1993 en Buenos Aires. Al parecer tengo 29 años. Me gusta mucho escribir, leer, traducir. También actuar o interpretar. Observar y dibujar. Bailar. Pintar y coleccionar música. Tengo un programa de radio que se llama Melódico Cacharro de Amor donde comparto los hallazgos musicales que voy encontrando a medida que pasa el tiempo.


Enlace para ver “Un Gavillero en la sierra” de Ricardo Ariel Toribio https://vimeo.com/739397148