Rita Pauls

Llego con disfraz: anotaciones de un Gavillero en la sierra y la vida rosarina 2/3

Rita Pauls
Llego con disfraz: anotaciones de un Gavillero en la sierra y la vida rosarina 2/3

Fotografía B/N por Jaime Guerra Texto y fotos celular por Rita Pauls
Dirección cortometraje por Ricardo Ariel Toribio


Sábado 6 de mayo 

2am, alguien que no conozco se acerca a Amarú y le dice: ‘Che, hay dos Claras, viste?’ 

3:15am, volviendo del ballroom con Clara, caminando bajo la lluvia, me dice ‘Fue muy raro, fue verme a mí misma haciendo cosas que jamás haría’. Yo sentí lo mismo, era verme a mí misma haciendo cosas que jamás haría, amparada por el disfraz. Nunca me había disfrazado de alguien que conozco. Nos dormimos apenas llegamos a la casa. 

Estoy vendiendo una parte de mis libros para hacer espacio y tener algo de dinero para pagar el alquiler de donde vivo. Una amiga muy antigua me compra La Chica del Grupo, las memorias de Kim Gordon, parte fundamental de Sonic Youth. Me cuenta que desde que fue madre de sus dos hijas no lee. Ahora está reorientándose en otra casa y siente que recupera ese tiempo delicado y genial de la lectura, a solas consigo misma. Me pregunto qué estará leyendo, leo una cosa que comparte sobre El conflicto no es abuso, un libro de Sarah Schulman que acaba de salir en Argentina. El título me lleva directo a Un Gavillero en la Sierra. En el texto, Schulman sigue el rastro de cómo la razón punitiva parece haberse transformado en un poderosísimo sistema cultural de representación. Me viene la imagen en forma de flashazo de la chica que mostró la concha ayer a la noche en el ballroom y fue descalificada inmediatamente por la mesa de juradxs. Hay una pasión por categorizar y castigar que no amaina. 

Hay cita en la galería Jamaica por un conversatorio alrededor de ‘Melódromo’, la muestra de pinturas del joven Juan Valenti. Los temas de la charla son:
La pintura gay
La muerte 
El aburrimiento 



Domingo 7 de mayo 

Este momento de la película de Toribio: un personaje subido a su caballo cuenta al gavillero
cómo un oficial estadounidense 

echa al fuego a un niño dominicano y se relame
mientras lo ve morir
desde afuera del incendio. 

El loop mental se me instala, 

¿Cómo narrar el Horror?
¿El lenguaje lo aloja? ¿Lo permite? ¿Lo exorciza?
Si las posibilidades del lenguaje hablan de las condiciones de existencia de un pueblo... entonces el idioma español...ay, no sé lo que quiero decir ni cómo...
¿Hablará de esto Schulman en su libro? 



Lunes 8 de mayo 

Paso el día visitando a Claudia del Río, artista y docente rosarina.
Qué vértigo viajar hacia la casa de alguien que te genera una admiración tan profunda... me acuerdo de mi amigo León cuando conoció a Björk y sólo pudo llorar y llorar al lado de ella mientras le acariciaba el pelo -¡ Y eso que León es peluquero!-. 

Mi celular queda sin batería al cruzar la puerta de la casa de Claudia en la zona norte de la ciudad, a pasos del río Paraná. Me entusiasmo con la fantasía de la desconexión. De repente me siento un gavillero en la sierra. 

Vuelvo de lo de Claudia en colectivo. Son las siete de la tarde, la poeta Fernanda Laguna la llama ‘la hora de la vida difusa’. “Es la hora en que, a lo que llamamos realidad, se le ablanda la cara en manos de lo difuso. Y lo que debería ser tomado verdaderamente en cuenta abre un paso al costado para unirse a cosas de menor importancia” dice en ‘Momento eterna’ su texto sobre las canciones del uruguayo Dani Umpi. En esta hora difusa se me confunde todo lo vivido en el viaje con la película y paso cuarenta y cinco minutos en el colectivo de vuelta a casa meciéndome en esa masa sin contornos. Decido no apurarme en digerir nada de lo que pasó. Floto en esa mezcla. Pasa el tiempo. Voy a dejar de escribir hasta que caiga la noche. 



Me desvelo porque mañana vuelvo a Buenos Aires y eso me pone nerviosa, me da nostalgia anticipada de lo que dejo atrás acá en Rosario y me da miedo no lograr despertarme a tiempo para tomar el tren porque ya es entrada la madrugada y seguimos despiertas con Clara conversando sin parar...Me va a costar mucho despertarme mañana temprano, ya lo sé... Tengo que dormir pero no me sale. Así que decido retomar Un Gavillero

La veo de cero y lo primero que me invade son unas ganas furiosas de volver a leer las palabras de Pilar Calveiro en el libro Reunión, Mapuche Terrorista que hizo mi amigo Dani Zelko junto a la comunidad mapuche Lof Lafken Winkul Mapu en tiempos arduos de lucha por la recuperación territorial. Encuentro el texto, transcribo: 

“¡Hay que revisar cuál es la relación pertinente [ entre política y violencia!
¡Hay que revisar cuál es la relación pertinente [ entre política y violencia! 

Cuando se desautoriza cualquier forma de violencia se convalida
la única violencia que es del derecho
que es la violencia del Estado, 

cuando se desautoriza cualquier forma de violencia se termina convalidando
la violencia represiva.
En estas experiencias 

podemos encontrar violencias resistentes,
es decir
violencias que no intentan rebasar al Estado
pero sí intentan la defensa de un territorio específico, violencias que no avanzan sobre otros territorios sino que defienden el territorio propio 

y la población propia.
Estas violencias son ineludibles.
(...)
hablar de la política
por fuera de la violencia
es una mentira
es una ficción.
Al mismo tiempo
esa violencia
que es parte de la política
tiene también un costado
o más bien un límite
que es la propia ética,
si no hay ética no hay proyecto político
cualquier proyecto político que se precie de tal
tiene que tener un componente ético,
en el proyecto está la ética
y esa ética va a orientar
las formas y los límites de la violencia.
Entonces ambas son componentes inseparables de la política
pensar sólo en una
te lleva a una política de la pura dominación
y pensar sólo en la otra
te lleva a una política ingenua y mentirosa
que termina por avalar la violencia estatal.”
Termino de transcribir y me quedo dormida, espero no perder el tren mañana.
¿Soñaré con la película esta noche? Justo antes de caer en manos del sueño, me acuerdo de un ex amigo que siempre quiso ser guerrillero hasta que descubrió la marihuana y ahí se torció su destino para siempre, abandonó el sueño de la lucha armada. Se pasó a los porros, los discos y las pistas de baile.



Sobre Rita Pauls
Nací en 1993 en Buenos Aires. Al parecer tengo 29 años. Me gusta mucho escribir, leer, traducir. También actuar o interpretar. Observar y dibujar. Bailar. Pintar y coleccionar música. Tengo un programa de radio que se llama Melódico Cacharro de Amor donde comparto los hallazgos musicales que voy encontrando a medida que pasa el tiempo.